Cuatro historias de amor, coraje y perseverancia
Viven como toda mujer, sufren por sus hijos, se desvelan, trabajan con una responsabilidad encomiable, como todas. Una de ellas, elegida como “Madre del Ejército del Perú 2014”, vive en Ventanilla. Y se caracteriza por llegar temprano a su trabajo. Nos cuenta que se levanta a las cuatro de la madrugada para llegar a su trabajo a la hora exacta, como una verdadera soldado de la vida en la disciplina que se impone en el Cuartel General del Ejército, sito en San Borja.
Visitamos las instalaciones del recinto central del alma mater del Héroe Francisco Bolognesi, cuyo monumento luce imponente en el ingreso a la Villa Militar que se mantiene incólume a los avatares del tiempo y, como cual general que marca su territorio ávido y pendiente de cualquier atisbo que pretenda lesionar los intereses de la soberanía de nuestro territorio nacional. “Quemar hasta el último cartucho”. Ese es el derrotero a seguir.
Conversamos con cada una de las cuatro damas elegidas como representantes de la Madres del Ejército del Perú: Maribel, Rocío, Liz y Violeta, cuatro mujeres valerosas, como todas. Cuatro historias distintas pero similares a la vez. Cuatro vidas entregadas al valor de mantener la disciplina que les impone su condición militar por sobre todas las vanidades del mundo.
De esta manera, el alto mando del Cuartel General del Ejército del Perú rindió homenaje a las madres trabajadores de su institución castrense, representadas en las personas de Maribel viuda de Parra (Héroe de la Pacificación Peruana caído en el Vraem, el capitán EP Germán Parra del Carpio), igualmente fueron homenajeadas la oficial EP Rocío Ramos Herrera, la suboficial Liz Galindo y Violeta Asto, administrativa, que presentamos como madres ejemplares en el Día de la Madre.
Maribel Ordinola de Parra
La señora Maribel Ordinola, viuda del capitán EP Germán Parra del Carpio, quien cayera mientras trabajaba en la base Unión Mantaro del Vraem en una emboscada terrorista donde perdió la vida el 16 de febrero del 2012, recibió un homenaje por el Día de la Madre en el colegio inicial donde estudian sus dos menores hijas Mariana Estefanía (5) y Katherine Jimena (3).
Nos recibió con una sonrisa llena de ilusión porque iban a agasajarla en una actuación en el colegio inicial “La Esperanza” del Ejército del Perú, ubicado en la Villa de Chorrillos, donde alzando en brazos a una de sus niñas nos señaló: “Me levanto muy temprano para atender a mis niña. Mi trabajo es independiente. Soy comerciante de artículos de belleza. Así me gano la vida, pues desde que falleció mi esposo he tenido un doble rol de padre y madre para que no les falte nada a mis hijas”, nos señaló.
La comandante Rocio Ramos
“El Día de la Madre debería ser todos los días, porque eso es lo que se quiere, que no solo sea flor de un día”, nos señala la comandante Rocío Ramos mientras se acredita al coronel Jorge Reyes para participar en la sesión de fotos y en la entrevista por el Día de la Madre. Muy joven, muy jovial y de mirada imponente, con una sonrisa dulce asiente al pedido de posar frente a la estatua de alabastro de Francisco Bolognesi.
La teniente coronel EP Rocío Ramos Herrera dice: “No sabía que iban a venir. Justo ahora tuve que dejar a mi niño Mauricio Adriano de 4 años de edad. Siempre lo traigo al nido del Cuartel y cuando me salgo lo recojo y lo llevo a pasear antes de ir a casa”, refiere luciendo su uniforme y sus galones bien llevados.
“Ser militar es un estilo de vida que uno elige para desarrollarse como ser humano y profesionalmente. Yo en la vida siempre tuve una mujer de mando y esa fue mi madre, doña Luz Elvira Herrera, quien merece mi reconocimiento por lo que hizo por mi”, recuerda la comandante EP Rocío Ramos Herrera.
Ejemplar suboficial, Liz Galindo
“Me siento muy orgullosa de ser militar y del Ejército del Perú. Doy la vida por mis dos menores hijas y de igual forma daría la vida por mi padre, porque eso nos viene del alma. El coraje es nato en nosotras las mujeres que como cualquier otra somos responsables de cuidar a nuestros hijos”, dice la suboficial Liz Galindo.
Nos cuenta que dora a sus dos menores hijas Cielo y Korina de 4 y 3 años que ya van al nido, a las que tiene que prepararles el desayuno temprano antes de salir a trabajar. Basta con verla junto a sus niñas para comprobar el inmenso amor que siente por sus ellas, a quien las viste y peina como si fueran sus muñequitas.
Violeta Asto, puro pundonor
“La disciplina es algo que debe nacer en toda persona. Yo por lo general no creo que sea tanto sacrificio ser ordenado. Si somos responsables de nuestra vida tenemos que darnos íntegras por lo que queremos. Agradezco a la Dirección de Informaciones del Ejército por haberme invitado a esta entrevista por el Día de la Madre”, dice Violeta Asto.
Tiene una hijita que se llama Priscila Esther de 3 años a quien tiene que llevarla al Nido del Cuartel General del Ejército porque no tiene con quien dejarla.
Poema a la Esposa Militar (Autor anónimo)
Dios creaba un modelo de Esposa Militar y, en el Sexto Día de arduo trabajo, un Ángel se le apareció y le dijo: “Dios, estás creando este modelo resistente”. Dios contesta: Ella debe poseer cualidades de Madre y Padre, ser la perfecta anfitriona de 50 personas con menos de una hora de aviso, manejar cada emergencia sin manual, continuar alegre aunque esté embarazada o tenga la influenza, y estar dispuesta a mudar a nuevos sitios 10 veces en 17 años.
“Oh, me olvidaba. Ella debe tener seis pares de manos.” El Ángel movió su cabeza. “¿Seis pares de manos? No puede ser. Dios le dijo, “No te preocupes, haremos otras esposas militares para que la ayuden. Y le daremos un corazón fuerte para que se hinche de orgullo cada vez que su esposo tenga logros en su carrera”.
El ángel miraba el modelo y dijo, “Se ve muy suave.”… “Ella se verá muy suave,” contesto Dios, “pero su fuerza es como la de un león. Tú no puedes creer de lo que ella puede conllevar”. El ángel le dijo a Dios, “hay filtración de agua”… Dios contestó: “Lo que ves no es filtración, son lágrimas de alegrías, de tristezas, de dolor, de desilusión, de soledad, de orgullo y dedicación a los valores que ella y su esposo llevan con amor”. “Dios, usted es un Genio!” Exclamo el ángel. “Yo no puse la lágrima en su cara...”
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