Video Clip "Mi Bandera tiene sabor a Miel," canción de Segundo Rocero "Sabor a Miel" en el marco de un sentimiento en la que los soldados y licenciados aman por sobre todas las cosas a su Bandera.
Video Clip " Mi Bandera tiene Sabor a Miel "
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Felicitaciones a Pepe Bravo por este envío, no hace más que revivir y dar fuerza al torrente sanguíneo de nuestro amor a la Patria a través del sagrado uniforme que vestimos y que hoy añoramos, un saludo especial por su total desprendimiento en seguir cultivando los valores y virtudes del soldado que hacen grande a nuestro Glorioso Ejército del Perú.
Afectuosament
Mario Arenas Valer
Canción original " Sabor a Miel " interpretada por Segundo Rocero
BIOGRAFÍA DE SEGUNDO
ROSERO
Segundo
Rosero nació en el pequeño pueblo de Pimampiro, en Ecuador, un país de cóndores
y delfines. Es el resumen de sus mayores: músicos populares que cantaban en el
tiempo en que los medios de comunicación no imponían los gustos. Escuchó los
pasillos de los ecuatorianos Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas, que tuvieron que
irse de un país que expulsa a sus hijos. Amó el pasillo, esa música que no es
triste sino que tiene melancolía: habla de pañuelos en despedida y amores
trágicos. Entendió que el bolero iba a durar más de los 100 años que tiene y
bajó al Valle del Chota, donde los músicos negros hacen himnos populares de
celebración de la Vida. Por eso impulsó la grabación de esos cantos que se
pierden porque los Estados creen que la Cultura está en las momias de los
museos: cada ocasión que muere un cantor de tradición oral es como si se
extinguiera una biblioteca.
Desde niño fue invitado a esos rituales en la
provincia de Imbabura, que tiene más de treinta lagunas y culturas musicales
prodigiosas: violines de los indios en las fiestas de San Juan, tambores de
reminiscencias africanas en Carpuela o las guitarras de los músicos mestizos en
Ibarra. Esta es la tierra más generosa en músicos y por eso no fue casual que
sus maestros nacieran en Cotacachi, donde en cada casa hay una
guitarra.
Es de Ecuador, rico en culturas musicales, sistemas de
pensamiento musical y géneros musicales, que -como dicen los entendidos- "se
encuentra desde la más complicada polirritmia en la música de los habitantes
negros de la provincia de Esmeraldas o la interesante fusión de música negroide
e indígena presente en los grupos negros del Valle del Chota, hasta la más
melancólica pentafonía del indígena de la Sierra o la elemental trifonía
utilizada por los nativos de la Amazonía". Y, claro, esas fusiones de la cultura
Mestiza que es cómo se perfila este milenio.
Carlos Rubira Infante junto
a Segundo Rosero Segundo Rosero viajó con los saberes de su tierra hasta la
Costa: un deslumbrante mundo que le enseñó que era posible fundir las melodías
hasta encontrar un puente donde estuvieran todos. Julio Jaramillo había
encontrado ese puente entre la vieja tradición musical ecuatoriana -llena de
poesía deslumbrante y melodías académicas- y los cantares que requería un país
en permanente construcción.
Rosero, como muchos, tomó la posta y el día
que moría Mr. Juramento el entonces joven Rosero -sin saberlo- grababa a pocas
cuadras su primer disco, justamente con Rosalino Quintero, el eterno acompañante
de JJ. Y no fue azar porque bien se sabe que en la intrincada historia de los
pueblos siempre hay sucesores y esa designación sólo entregan los pueblos. Eso a
Rosero no le quita el sueño porque entiende que la fama es engañosa y que
trascender es lo difícil.
Rosero es parte de una sensibilidad que se
llama rockola, designación que proviene de esos grandes aparatos de sonido que
aún reproducen, con una moneda, los discos de acetato y que harían inmortal a
Julio Jaramillo. Claro que la música de rockola ha sido desestimada por ciertos
espacios académicos y de los medios oficiales que creen que la Cultura es
sinónimo de un cuadro europeo del siglo XVIII. Rosero ante la tumba de Julio
Jaramillo, en Guayaquil
Pero eso de mirar a los pueblos de manera
indolente está presente en un discurso de exclusión y de poder. No importa,
siempre hay tiempo para reconocerse en esa Verdad que es como un abanico. En las
radios populares y en los pueblos está presente esta voz que se amplifica en los
escenarios, en las cantinas, en las casas de quienes no quieren negarse una
identidad, que no quieren hablar desde una Máscara.
Segundo Rosero sabe
que la tarea de un músico popular está en transmitir la sensibilidad de una
época, esa que entrega como don a los músicos para que la difundan con respeto.
Eso piensa cada ocasión que se encuentra con su gente y con las nuevas que
vendrán para llorar y reír como si el tiempo no se acabara nunca, como si la
memoria de esta América Mestiza, en el sentido cultural, hermanara a sus pueblos
ante la celebración de la Música.
Bien por Rosero y sus canciones pero no va con nuestro país, es Ecuatoriano. Nosotros también tenemos canciones y autores peruanos con los cuales podemos honrar a nuestra Bandera y ser motivo de inspiración, amor y sentimiento patrio de los licenciados a nuestra Bandera.
Bien por Rosero y sus canciones pero no va con nuestro país, es Ecuatoriano. Nosotros también tenemos canciones y autores peruanos con los cuales podemos honrar a nuestra Bandera y ser motivo de inspiración, amor y sentimiento patrio de los licenciados a nuestra Bandera.
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