domingo, 29 de abril de 2012

Chavín de Huántar : Hidetaka Ogura, de testigo de cargo a testigo por encargo

Chavin: Hidetaka Ogura, a witness for the prosecution to witnesses on request






Hidetaka Ogura, de testigo de cargo a testigo por encargo Rolando Sousa

 Aprodeh, ¡siempre Aprodeh!, busca la condena del Estado Peruano en la Corte IDH por la presunta realización de ejecuciones extrajudiciales en el operativo de rescate de la Residencia del Embajador del Japón; esta ONG busca el procesamiento y condena también de los comandos Chavin de Huántar recientemente homenajeados por el Congreso y toda la Nación, así como el procesamiento y condena del ex presidente Alberto Fujimori por los mismos hechos.
En paralelo a los homenajes a los héroes y de forma silenciosa dicha ONG continúa con dicho trabajo mientras todos los demás se llenan de protagonismo mediático.
Nadie les hace frente al menos hasta ahora en la parte judicial y tan cierto esto es que el día lunes 23 último en la Base Naval del Callao rindió su testimonio el principal testigo de cargo del caso, el ciudadano japonés Hidetaka Ogura, ex primer secretario de la Embajada del Japón y ex rehén.
Dicha actuación judicial se produjo sin comunicación previa a ninguno de los abogados que participan en ese juicio; al llegar a la Base Naval y no dejar entrar desde el primer momento a la sala de audiencias sin existir razón alguna ya se denotaba algo extraño.
Una vez los abogados estuvieron en el interior de la sala de audiencias ya se había instalado un sistema electrónico que iba a permitir recibir el testimonio del testigo del Ministerio Público desde el Japón a través del sistema de videoconferencia. Solo el fiscal Hugo Turriate Loayza y la abogada de Aprodeh Lucy Chávez Valenzuela conocían de la actuación aquel día de este testimonio.
Como era de esperar, el ex rehén, al ser interrogado de forma complaciente por el fiscal Hugo Turriate, insistió con su versión ya conocida, es decir, el haber visto a dos terroristas rendidos y rodeados por comandos en la segunda planta de la Residencia y posteriormente haber visto entre los rehenes evacuados al jardín de la casa contigua al terrorista Eduardo Nicolás Cruz Sánchez (Tito), todos los cuales aparecieron posteriormente muertos. Hasta ahí nada nuevo.
Lo interesante vino luego pues al ser sometido a un extenso interrogatorio el ciudadano japonés reveló muchas cosas interesantes que a continuación se detalla:
Señaló que “él no se alegró de ser rescatado” sino por el contrario el rescate “le molestó mucho”, la explicación que dio fue que él “prefería la solución pacífica” del secuestro, esto es, que el gobierno peruano cediera a las exigencias de los terroristas (liberación de miembros del MRTA y el pago de un impuesto de guerra a su favor, además claro está, del avión y la fuga de los secuestradores a la selva peruana).
Reveló que él, sin ninguna orden sino más bien “por decisión propia”, se reunía frecuentemente con los terroristas y conversaba con ellos sobre política; agregó que ninguno de los otros dos ex primer secretarios de la Embajada Hajime Nakae y Haruo Nimura, cumplían también dicha labor. Cabe agregar que según los testimonios de varios rehenes se desconfiaba de Ogura por reunirse a diario con los terroristas, tomar café y almorzar con ellos e incluso por sospechas de revelación de un plan de fuga que prepararon meses antes del operativo y del que misteriosamente logró tener conocimiento Cerpa Cartolini.
A pesar de intentar justificar su acercamiento con los terroristas en el hecho de buscar información que transmitir al embajador Aoki, cuando se le preguntó si poseía entrenamiento militar o formación en trabajo de inteligencia afirmó que no; de manera que es evidente que el acercamiento con los terroristas no tenía ninguna justificación.
En estos días el ex canciller Tudela y el almirante Giampetri, dos de los más importantes rehenes, sostienen que Cerpa Cartolini afirmaba que tenía “infiltrados” entre los rehenes. Más claro, ni el agua.
El ex primer secretario de la Residencia del Embajador expresó que durante la operación de rescate se encontraba completamente tranquilo al igual que los otros ciudadanos japoneses, lo cual le permitió observar lo relatado en su carta-denuncia; además expresó que durante el operativo se podía ver y escuchar con normalidad al no existir incendios.
¡¡¡Simplemente increíble!!!, absolutamente todos los militares (146) y policías (250) participantes de alguna u otra forma en el operativo han señalado que a pesar de los entrenamientos específicos para este tipo de acciones de combate no pudieron evitar sentirse conmocionados, aturdidos y naturalmente con el temor de poder ser abatidos.
Qué decir de los rehenes. Una pregunta lógica: ¿Cómo se sentiría usted, amigo lector, estar secuestrado en su casa por terroristas con granadas y misiles y de pronto se produzca un combate con una patrulla de comandos del Ejército? Sí, en los pasadizos de su casa… ¿estaría usted sereno? ¿tranquilo? ¿O por el contrario se encontraría en shock?
Todos los rehenes han dicho, además, que los disparos y explosiones de granadas produjeron incendios en la residencia y la producción de humo, de tal forma que impedía la visibilidad y la audición. Estas incoherencias los especialistas en derecho penal las denominamos “ausencia del requisito de eficacia probatoria de la prueba testimonial: razón del dicho”.
Hizo una revelación contundente: que él NUNCA DECLARÓ PARA LA COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN (CVR) ni tampoco envió documentación alguna sobre el caso Chavín de Huántar, como así lo hizo conocer a través de un oficio el secretario ejecutivo de la CVR, Javier Ciurlizza, al juez de la causa Jorge Barreto enviándole incluso una supuesta carta remitida o enviada por Ogura a la CVR desde el Japón.
Entonces, siendo que en el informe final de la CVR se cita la declaración de Ogura como si el ciudadano japonés hubiere asistido ante sus integrantes mientras que el supuesto autor niega el hecho, ¿quién miente? ¿Miente Hidetaka Ogura o miente la CVR y Javier Ciurlizza?
Aquí la revelación más importante. Su denuncia la formuló en Japón en el 2001 después de cuatro años del rescate y a raíz que el presidente Fujimori llegó a Japón en el año 2000. Entonces, Ogura no denunció el hecho delictuoso durante cuatro años sin explicación razonable alguna, y al llegar Fujimori al Japón, después de ese tiempo recién se “animó” a “revelar los hechos”.
Según su propio testimonio no tenía ningún impedimento para haber formulado su denuncia, teniendo en cuenta que luego del rescate continuó desempeñando funciones en la Embajada de Japón en el Perú hasta octubre de 1997 y luego se trasladó a México hasta su separación del servicio diplomático.
Otro elemento vital, Ogura, durante su declaración por videoconferencia, reveló al Tribunal que a partir de la llegada de Fujimori en el 2000 entabló comunicaciones frecuentes con la ONG Aprodeh y luego de algunos meses recién “se animó” a denunciar los hechos presuntamente vistos durante el rescate de rehenes.
Además a lo largo de estos años siempre sostuvo que la carta que inicia todas las persecuciones por el caso Chavín de Huántar la entregó a las autoridades peruanas y al Poder Judicial peruano.
¡¡¡¡FALSO!!!! Se estableció el lunes pasado en juicio que dicha carta le fue entregada a Aprodeh y según razón emitida por funcionario del Ministerio Público se acercó una persona sin identificación y que decía apersonarse de parte de Gloria Cano a dejar el documento.
En el juicio en la Base Naval la abogada de Aprodeh, Lucy Chávez Valenzuela, pretendió evitar el examen de estas y otras circunstancias por primera vez reveladas hoy a la opinión pública a fin de no afectar la prueba madre que sustenta las acusaciones contra los comandos, contra Alberto Fujimori y contra el Perú por el caso Chavín de Huántar; sin embargo, el Tribunal presidido por la vocal Carmen Rojassi Pella, con conocimiento jurídico, al ser advertido de los indicios contra dicho testimonio que obran en el expediente judicial viabilizó las interrogantes; es por ello que se presentan por vez primera a la opinión pública a fin de que los lectores saquen sus propias conclusiones.
El señor Hidetaka Ogura no buscaba con su denuncia “tardía” la búsqueda de justicia, no señor Ogura, de haber sido así lo hubiera hecho antes, desde el primer instante, y no alegue un caso de inmunidad diplomática pues la legislación no le prohíbe y tampoco exime de formular la denuncia correspondiente ante la presencia de un hecho incuestionablemente delictivo; lo que buscaba usted, su verdadera intención, era ayudar a Aprodeh a lograr la persecución y condena de los comandos Chavín de Huántar, del Perú y del presidente Alberto Fujimori como se puede entrever de la lectura de su artículo “Fujimori y la Derechización de la Sociedad Japonesa”. (El artículo escrito por Ogura se encuentra en: http://w3.desco.org.pe/publicaciones/QH/QH/qh135ho.htm. Invitamos a los lectores a revisar dicho artículo a fin de conocer al verdadero Hidetaka Ogura).
Mi experiencia como abogado defensor determina que el famoso testimonio de Hidetaka Ogura, “prueba originaria” de toda la persecución relacionada a los hechos, fue creado a fin de posibilitar la persecución contra los comandos Chavín de Huántar, contra Alberto Fujimori y contra el Perú de parte y en beneficio de Aprodeh.
Analizada jurídicamente esta prueba en modo alguno puede sustentar sentencia condenatoria alguna contra nadie y menos ante la Corte Interamericana o ante algún tribunal verdaderamente imparcial por la serie de inconsistencias, imprecisiones y contradicciones de las que adolece. Otra mentira caviar más al descubierto.

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