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La espada de Bolívar, que camina por América Latina |
El Combate de Junín, representa un esfuerzo gigantesco de los ejércitos emancipadores para alcanzar la independencia de Sudamérica.
Bolívar lo sintetiza en su proclama, recorriendo en su caballo frente a las tropas: ¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos; ellos, pues serán dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.
Los pormenores del combate son suficientemente conocidos, como un homenaje a mis hermanos de caballería, expondré el panorama político-militar, como enseñanza para las nuevas generaciones de soldados, porque para eso es la historia, como dice Constante Traverso en su libro “Los Peruanos, historia de la exclusión en el Perú”, se pasa por el pasado que es la manera de hacerlo fecundo, como se pasa sobre la vieja tierra con el arado, hiriéndola con el surco, se la fructifica.
Enunciando algunos aspectos, voy a tratar de desarrollar el conocimiento de los soldados, con una idea más de las que esgrimimos todos los guerreros en nuestras escuelas de formación.
La Guerra de la Independencia confronta a dos adversarios, el Reino de España y nuestros compatriotas de los diferentes países, que vinieron a coadyuvar con nuestra independencia.
El reino de España invadido por la Francia Napoleónica en 1808 es desterrado el Rey Fernando VII, esta decisión política despierta dos corrientes, los seguidores de la Constitución liberal de las Cortes de Cádiz y el absolutismo.
Protagonista político de esta división el mismo Rey Fernando VII, una vez repuesto en el poder, presionado por la nobleza y la burguesía, pretendió imponer su reinado absolutista sin contar con el apoyo de los grupos campesinos y de los pequeños industriales y artesanos, hay una etapa de confrontación e inestabilidad política.
Esta división lleva a cambiar de Virrey en el Perú, sale el representante de la corriente absolutista patrocinada por Pezuela, es remplazado por la guarnición militar de Lima, por el Grl. José la Serna, situación que no es aceptada por las fuerzas del Grl. Olañeta en el Alto Perú ni Pio Tristán en Arequipa (Ungido como último virrey, luego de Ayacucho). Esa división fue determinante para que nuestras armas vencieran en la campaña por la independencia.
El Combate de Junín nos da una enseñanza gravitante, cuando el orgullo español estaba centrado en su caballería bajo el mando de Canterac, es vencido, en un esfuerzo increíble inaugurando una doctrina militar de conducción de operaciones de cuatro ejércitos con diferentes comandos, el Peruano, Argentino, Colombiano, Chileno, además de otros combatientes europeos, como Miller, O”Coonors y otros. Esta particularidad de diferentes mentalidades en combate dejaba abierta la posibilidad, afortunada para nosotros, con la iniciativa del Mayor Razuri, cuando estaba casi perdido el combate, al no poder resistir nuestras tropas, la carga de más de dos mil jinetes de Canterac, queda relegado y toma la iniciativa de no retirarse y atacar el flanco con su escuadrón, en un acto casi suicida, causó desconcierto entre los realistas, que se vieron obligados a “volver grupas” en una retirada sin control.
Con la formación actual, al existir una doctrina única de mando y conducción, la iniciativa de Rázuri no tendría cabida, eso sí, cualquier iniciativa debe ser dentro del marco constitucional y la decencia del soldado, ello nos obliga a respetar al vencido, cualquier orden contraria es denigrante, como “el repase” chileno matando a nuestros soldados heridos y prisioneros.
Es importante estudiar la personalidad de Bolívar y Sucre, conducir ejércitos con mentalidades diferentes y jefes de diferente formación, nos hace comprender la existencia de mentalidades superiores en los conductores de la campaña. Como combatientes debemos agradecer a Bolívar, por haber alcanzado la victoria en Junín y Ayacucho, caso contrario habríamos tenido que esperar algunas décadas. Unificada España después de 1825, tal vez la única colonia que le interesaba mantener era el Perú, por el oro y la plata que ellos requerían para seguir siendo potencia mundial.
Por nuestra parte, el sentimiento de libertad aún no había germinado, los grupos instruidos y poderosos económicamente hablando preferían seguir bajo el yugo español, para suerte nuestra esos grupos sociales pro españoles antepasados de la oligarquía peruana, jamás tuvieron el valor de salir al frente a defender sus ideas, se cobijaron en los caudillos militares, mentalidad que pervive dolorosamente, cuando un gobierno desea hacer transformaciones profundas como fue Billingurst y Velasco, alquilan a un felón para deponerlo.
Conclusión
Años después (1879) nos vencieron porque estábamos divididos, nosotros en la campaña de la Independencia vencimos a un ejército dividido.
Una de las taras que arrastramos es la división política, aún no hemos construido patria, ese es el reto por hacer, eliminar la exclusión madre de la división. Hoy hay un gobierno legal, conducido por Ollanta Humala, alguna vez hay que cerrar filas los pueblos de a pie para integrarnos en esta iniciativa de hacer una patria para todos. Espero que el Soldado Humala así lo entienda.
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