CONFLICTO DEL ALTO COMAINA O FALSO PAQUISHA 1981
En 1981 las Fuerzas Armadas del Perú tuvieron que responder, nuevamente, con energía a las inadmisibles pretensiones ecuatorianas.
Efectivamente el 22 de enero de 1981 el Mayor EP Rubén Polanco Pacheco -quien piloteaba un helicóptero desartillado de la Aviación del Ejército del Perú que realizaba una misión de abastecimiento, en la zona fronteriza con Ecuador- descubrió ese día, de manera casual, que tropas del Ecuador habían fijado en territorio peruano un Puesto Militar de Vigilancia semiconstruído con material noble. El Mayor Polanco tenía dudas. Hizo otro vuelo de reconocimiento y constató que verdaderamente había infiltración. Los efectivos ecuatorianos atacaron y abalearon alevosamente al helicóptero de la Aviación del Ejército del Perú piloteado por el Mayor EP Rubén Polanco Pacheco, que con mucha pericia logró evadir las balas enemigas. El mismo Mayor Polanco comprobó que también habían sido invadidos los Puestos de Vigilancia Nros. 3 y 4 e inmediatamente informó a sus superiores.
Obviamente no solo el PV-22 había sido levantado por los invasores en territorio peruano, los ecuatorianos habían establecido además varios puestos militares en varios puntos de la frontera nororiental de la Cordillera del Cóndor y ocupado tres Puestos de Vigilancia (abandonados por las fuerzas peruanas en 1978), dos a orillas del río Comaina y el otro muy cerca del río Campana. Los ecuatorianos habían utilizado doble toponimia, logrando confundir a mas de un gobierno.
Astutamente las autoridades ecuatorianas denunciaron que un helicóptero de bandera peruana había sobrevolado sus Puestos de Vigilancia de Paquisha y Mayaico dejando herido a un soldado.
Lo cierto era que el mencionado helicóptero fue el que descubrió la invasión.
El ataque que no tenía ni tiene justificación ante la faz del mundo civilizado, pretendió ser explicado por el país del norte señalando que se había realizado dentro del territorio ecuatoriano, en una localidad denominada Paquisha.
Pronto se descubrió que todo no era sino parte de una premeditada estrategia política, diplomática y militar, destinada a engañar al mundo y aún al propio pueblo del Ecuador. La verdad simple y llanamente era que los soldados ecuatorianos se habían infiltrado durante varios meses en algunos Puestos de Vigilancia (PV) dentro de territorio peruano (PV-22, PV-3, PV-4 NUEVO, PV-4-A, PV-4-B ANTIGUO y PV EL MIRADOR). Se habían instalado cómodamente, edificando infraestructura que aún es posible apreciar y que demuestra las intenciones de permanecer allí por parte de los soldados ecuatorianos. La monstruosidad llegó al colmo cuando se descubrió que uno de esos puestos de vigilancia había sido denominado indebidamente con el nombre de una localidad ecuatoriana Paquisha. Se descubrió la existencia de una falsa Paquisha.
SOLDADOS PERUANOS MUESTRAN UNA PODEROSA AMETRALLADORA MULTIPLE ANTIAÉREA DE 4 CAÑONES DE 50 MM. DE CALIBRE CAPTURADA EN UNA LAS ACCIONES DE ARMAS DURANTE EL CONFLICTO ARMADO DEL ALTO COMAINA. EN TOTAL FUERON DOS LAS AMETRALLADORAS, DE IGUALES CARACTERÍSTICAS, CAPTURADAS POR LOS SOLDADOS PERUANOS, UNA EL "FALSO PAQUISHA" Y LA OTRA EN EL "FALSO MACHINAZA".
Detrás de toda esta estrategia ecuatoriana destinada finalmente a desconocer el Protocolo de paz, amistad y límites de Río de Janeiro de 1942, firmado sin presión alguna por ambos países -Perú y Ecuador- con la garantía de Estados Unidos de Norteamérica, Argentina, Brasil y Chile y con la concurrencia total de todos los Cancilleres del hemisferio; detrás de toda esta estrategia, decimos, no existían simplemente motivos bélicos. Habían evidentes propósitos políticos como es fácil suponer si consideramos que la zona no posee mayores riquezas, es improductiva y agreste.
El entonces presidente ecuatoriano Jaime Roldós Aguilera, en perfecta sincronización con sus fuerzas armadas, había dispuesto que se ocuparan y reacondicionaran 3 puestos peruanos de vigilancia abandonados -ubicados en la vertiente oriental de la Cordillera del Cóndor entre "Jiménez Banda y el Alto Comaina", esto es en territorio peruano- para inaugurarlos personalmente el 12 de febrero de 1981 (llamado día del oriente ecuatoriano), pretendiendo demostrar al mundo que lo hacía desde territorio ecuatoriano. Estas afirmaciones no son meras presunciones peruanas, sino que están minuciosamente reseñadas en el libro "Paquisha toda la verdad" del escritor ecuatoriano Claudio Mena.
La fuerza armada del Ecuador tenía el firme propósito de adueñarse de lo ajeno. Ya hemos hablado de las modernas instalaciones que habían construido dentro de territorio de soberanía peruana. El buen equipamiento de los soldados invasores indicaba, además, su propósito de establecer una férrea resistencia. Las duras características de esta zona (tupidos bosques y una cadena montañosa), hicieron posible las infiltraciones. El Perú país de soldados y caballeros, como alguna vez lo denominara el ilustre patricio argentino Coronel Roque Saénz Peña, había confiado en el buen tino de las autoridades ecuatorianas.
Por otro lado hay una precisión de orden técnico muy importante: Ecuador esta muy cerca de la cumbre de la Cordillera del Cóndor. Perú esta muy alejado. Por lo tanto resulta muy obvio que el Ejército Peruano no podía materialmente poseer muchos puestos de vigilancia, el PV-3 y el PV-4 eran en estas condiciones, lugares propicios a la rapiña extranjera. Ellos fueron indebidamente tomados por los ecuatorianos, ampliados y fortificados. Se instaló armamento sofisticado. Todo eso haría posible que operaran entre 200 y 400 individuos.
No ha existido, por tanto, como se ha dicho alguna vez por desinformación, abandono culposo ni ha faltado vigilancia. Sencillamente los dos Puestos de Vigilancia están ubicados en dos pequeñas quebradas que convergen en el río Comaina.
Dentro de la siniestra maquinaria de estrategia ecuatoriana, hay que hacer hincapié que ella ha quebrado, además, el acuerdo de statu quo suscrito por los Jefes de Estado Mayor General de los Ejércitos del Perú y Ecuador en 1978.
Conocido el hecho se efectuó una reunión de urgencia en el Palacio de Gobierno del Perú en la que participó, además de los altos mandos militares de las Fuerzas Armadas del Perú, el Mayor EP Rubén Polanco Pacheco, quien descubrió la invasión ecuatoriana. La orden del Presidente de la Republica del Perú Arq. Fernando Belaunde Terry fue el desalojo inmediato, y por la fuerza, de los soldados intrusos.
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