miércoles, 28 de septiembre de 2011

Imágenes Inéditas del Crl Valer en vida explicando consecuencia de carga explosiva antes de Operacón Chavín

Así se inmolaron los héroes comandos Valer y Jiménez


Así se inmolaron los héroes comandos Valer y Jiménez
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CHAVIN  DE HUÁNTAR, DOCE AÑOS DEL RESCATE
Luis Alatrista Rodríguez
General EP (r)
En la noche del 17 de diciembre de 1996, a las 20.23 horas, en mi condición de coronel al comando del Batallón de Comandos “Comandante Espinar” N° 19, recibí la orden de organizar y constituir una Fuerza de Intervención, en condiciones de participar en cualquier momento en el rescate de los rehenes de la residencia del embajador de Japón, que minutos antes había sido tomada por los terroristas del MRTA.
Ante esta situación esa misma noche se empezó a organizar la Fuerza, contando para tal efecto con los oficiales y suboficiales comandos del batallón y algunos elementos de tropa reenganchada que tenían instrucción de dominación de inmuebles, tiro instintivo selectivo y protección de personajes muy importantes.
Inicialmente solicité el apoyo de los oficiales comandos de la Escuela de Comandos del Ejército y posteriormente de los pocos oficiales comandos pertenecientes a las otras unidades de la 1a División de Fuerzas Especiales, lo cual fue concedido; esa noche se hicieron los reconocimientos correspondientes.
Al día siguiente, el 18 de diciembre, se continuó con la organización, planeamiento y reajustes respectivos que se iban haciendo en base a las informaciones disponibles, adoptándose la reserva que la situación requería.
Aproximadamente a las 07:30 horas del mismo día observé a inmediaciones de la Guardia del Batallón de Comandos Nº 19, al comando Valer, que al verme, se presentó y a manera de saludo le inquirí “a qué se debía su visita”. En esas circunstancias, no se requería “extraños”, ante lo cual me respondió que “el comando se la huele” y que venía a presentarse voluntariamente.
Por su gesto lo felicité, pero le señalé que había un inconveniente y era el que se encontraba realizando el curso de oficial de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra del Ejército y que sería difícil mantener la cubierta del caso, por el carácter reservado y secreto de la operación.
Su respuesta fue incisiva: deseaba participar, quería estar con sus hermanos comandos y que esos “inconvenientes” eran superables, por lo que más adelante se lo acogió y debo expresar en honor a su memoria que en esas circunstancias pensé que “hombres y comandos como Juan Valer Sandoval se requerían en esos momentos que demandaban valor y coraje”.

Una vez organizada la fuerza de Intervención, a Valer se le dio el comando de la patrulla de seguridad, en parte para “frenarlo” un poco por su carácter vehemente; él entrenaba a su personal con mucha responsabilidad, profesionalismo, iniciativa e ingenio, participaba en el planeamiento como siempre muy optimista, efectuando aportes. No escatimaba esfuerzos, contagiaba el entusiasmo a su personal y a sus compañeros, se le veía feliz de integrar la fuerza.
126 días después
El 20 de abril de 1997, aniversario de la Primera División de Fuerzas Especiales (DIVFFEE), al final de la ceremonia central y parte social por tal efemérides (empleada como cubierta); iniciamos la infiltración a las casas aledañas a la residencia del embajador de Japón, Morihisa Aoki, burlando el control permanente que realizaba la prensa, la policía y los mismos terroristas.
El 21 de abril, nos instalamos en los diferentes ambientes de las casas (ONG, casa 1, 2, 3 y 4 respectivamente) y efectuamos un ensayo previo a la acción en el objetivo. En la noche, adoptamos nuestras posiciones acorde con las instrucciones para el inicio de la incursión del día siguiente, que debería ejecutarse si se daban las condiciones (que los terroristas, entre ellos los principales cabecillas, bajaran a jugar fulbito y particularmente que no hubiera ningún rehén). Mientras esperábamos la hora, se procedió al descanso.
En la casa Nº 4, en un ambiente del segundo piso, nos ubicamos para pernoctar, el coronel Williams, los comandantes Meza Prado y Valer y el suscrito; estuvimos conversando una serie de aspectos y dentro de las anécdotas recordábamos habernos encontrado en la zona de emergencia en el Batallón de Infantería Motorizado “Mariscal Cáceres” Nº 43 en Pampas – Tayacaja- Huancavelica a fines del año 1983.
Valer me contaba una anécdota que le ocurrió en Piura cuando al formar de emergencia al mando de la escolta para una ceremonia de izamiento de bandera en la Plaza de Armas, él vio a la banda que empezó a dar vueltas por el lugar, lo cual le llamó la atención y observó que la escolta de un colegio se dirigía a la Catedral, por lo que optó por ingresar a la misma.
Desde el interior un oficial de grado superior le hace una señal con los brazos. Valer interpretó ese ademán como que debía ingresar al paso de desfile, por lo que ordenó realizarlo. El oficial muy molesto se acerca apresuradamente y le indica que salga inmediatamente de la catedral en absoluto silencio, porque su lugar era estar emplazado en la Plaza de Armas. La señal de los brazos, era para que saliera.
Creo oportuno que se sepa que Valer se caracterizaba por ser siempre muy atento y respetuoso. En una oportunidad me ofreció un sandwich de pan de molde con jamonada, con las palabras siguientes: “comando coma, que mañana no se va a comer”. Al poco rato, mientras continuábamos la conversación, me ofreció un cigarro con la expresión: “comando, fume que mañana no se va a fumar”. Le respondí: “Chizito, estás fumando… y le remarqué que efectivamente no íbamos a tener tiempo.
Al amanecer del día 22 de abril nos aprestamos a ocupar nuestras posiciones iniciales previas a la hora “H”, prevista para la tarde. En eso estábamos, y el comando Valer me manifestó: “Comando voy a bañarme porque de repente pasa algo y van a decir ¡Comando sucio!”.
Le respondí entre molesto y sonriente: “Chizito, estás pensando en tonterías, además, dentro de unas horas vamos a estar todos completamente enterrados”. Fue el único que se bañó.
2.23 horas de la tarde
La operación de rescate se inició a las 15:23 horas. Aproximadamente a los 15 ó 25 minutos nos fuimos enterando de los resultados y conocimos la muerte de los comandos Valer y Jiménez, la pérdida de un pie del comando Cruz Jarama, sobre las heridas de bala en los brazos y piernas de los comandos Miranda Vera, García Chávez, entre otros.
La operación de rescate concluyó aproximadamente a las 19:30 horas. Nos reunimos en la casa Nº 1 con el objeto de verificar efectivos, ya que todavía había comandos que estaban siendo evacuados por presentar complicaciones de asfixia, circunstancias en las que dan cuenta que dentro de las pertenencias del comando Valer se encontró una carta a la cual se dio lectura, por lo que me sentí conmocionado recordando las conversaciones que tuve con él. Creo, que en todas sus expresiones, se había estado despidiendo.
Recién pude enterarme que por la boca Nº 2 de salida del túnel principal, por la cual debería haber salido su grupo de seguridad, después del segundo grupo de asalto de la patrulla Alfa, no lo había podido emplear porque las raíces de los árboles impidieron utilizarlo, y que lo obligó a salir por la boca Nº 3 en sentido inverso.
Por esta razón, Valer pasa a ser uno de los primeros en llegar a la terraza, lugar donde encontró la muerte en el cumplimiento de su misión de proteger al canciller Francisco Tudela, que era la prioridad 1 de los terroristas para victimarlo.
Expresiones y hechos que se concatenaron con el deceso de un comando, que sin embargo pese a tener la premonición, enfrentó a la muerte.
Valer es un héroe contemporáneo que tuvo como mística el cumplimiento de la misión a costa de su propia vida y que venció a la muerte, y que vivirá entre nosotros mientras nuestra memoria lo recuerde.
Constituye un ejemplo a seguir, representa la expresión auténtica de lo que es un verdadero profesional de las armas que ama a su patria, ejemplo que recobra mayor relieve en las circunstancias actuales que vive nuestro país y que las generaciones venideras deben emular.
Capitán de Infantería comando “Raúl Jiménez Chávez”
El 17 de diciembre de 1996, fecha en que los terroristas del MRTA tomaron la Residencia del embajador de Japón y en cumplimiento de la orden de organizar la fuerza de intervención, ya se habían procesado los cambios anuales, dentro de los cuales algunos oficiales iban a ser cambiados, entre ellos estaba el teniente de Infantería Raúl Jiménez Chávez.
Cuando reúno a la corporación de oficiales y suboficiales comandos del Batallón para informarles sobre la toma de la Residencia por los terroristas del MRTA y la orden recibida, les comunico que los cambios en la División de Fuerzas Especiales quedarían sin efecto.
La noticia no era grata, pero el teniente Raúl Jiménez Chávez, quien expresó en voz alta: “¡Que todo sea por la Patria!”, con lo cual exteriorizó su sentir frente a la exigencia de sacrificios demandado por la situación.
Al teniente Raúl Jiménez Chávez lo conocí en la ex 5ta División de Infantería de Selva (El Milagro-Bagua-Amazonas) cuando prestaba servicios en la Compañía Especial Contrasubversiva “Tigre” y el suscrito se encontraba al comando del Batallón de Infantería de Selva “Callao” Nº 25 en la Guarnición de Pinglo (Provincia Condorcanqui-Amazonas) en el año 1992- 1993.
Jiménez era un joven oficial comando muy entusiasta y sobre todo operativo. Más adelante lo tengo bajo mi mando, cuando asumo, con el grado de coronel, el comando del Batallón de Comandos Nº 19 en el año 1996, después de haber participado ambos en el Conflicto del Cenepa el año 1995.
Constituida la fuerza de intervención para el rescate de los rehenes, el teniente Jiménez perteneció a la patrulla de asalto “Delta” (a cargo del 2do piso), que estaba al mando del comando Hugo Robles del Castillo, e integraba el cuarto grupo (al mando del comando Alfredo Tackas Cordero), cuya incursión para la dominación del inmueble se realizaba por el acceso Nº 8 (casa ONG – Área de Servicio).
Este acceso llevaba a un pasadizo que conducía a los cuartos de los rehenes jueces, cuarto “G” (puesto de comando de los terroristas) y cuarto de los rehenes empresarios japoneses- nissei respectivamente. Su objetivo el cuarto “G” y su pareja el comando Cruz Jarama.
Previo a la incursión en circunstancias que nos encontrábamos en la Casa de la ONG (lugar por donde los terroristas ingresaron a tomar la residencia) con el Grupo Nº 4 referido, el teniente Jiménez, en ese momento, operaba el teléfono de campaña para ir retransmitiendo la cuenta regresiva para la ejecución de las explosiones subterráneas simultáneas que darían inicio a la incursión. El suscrito se encontraba a su costado. Una vez realizado el conteo, su exclamación fue: “¡Que todo sea por la Patria!”.
En el cumplimiento de la misión el comando Jiménez cayó abatido gravemente, herido por arma de fuego en el pasadizo próximo al cuarto “G”, falleciendo durante la evacuación.
Su pareja, el Comando Cruz Jarama, perdió el pie izquierdo al tratar de rechazar una granada de guerra. Los comandos Tackas, Camino y Vargas presentaban heridas de esquirlas en los ojos y brazos, siendo evacuados inmediatamente; el comando Félix se encontraba semiasfixiado, entre otros.
Este lugar se convirtió en una batalla campal, que casi vuela por completo al explotar una granada antitanque RPG, que se produjo segundos después de haber evacuado a los rehenes.
La explosión, esto lo consideramos un milagro, no logró activar las trampas explosivas que estaban colocadas al costado de los balones de gas gigantes que se encontraban en el piso de abajo.
Honor y Gloria a la Fuerza de Intervención que cumplió con una misión noble, cual era la de rescatar con vida a los rehenes arriesgando la propia y restablecer el Estado de Derecho que había sido violentado. Honor y Gloria al Comando Raúl Jiménez Chávez… ¡Que todo sea por la Patria!

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