Video referencial del Gran Mariscal " Andrés Avelino Cáceres"
La publicación consta de 170 páginas y se divide en 6 capítulos. Se han impreso 50 mil ejemplares con el objetivo de ser distribuidos en las bibliotecas de colegios a nivel nacional. De esta manera, profesores y alumnos tendrán acceso directo a información completa sobre el "Brujo de los Andes”.
En el frontis del Museo de Sitio “Andrés Avelino Cáceres Dorregaray”, ubicado en el Parque Reducto Nº 2 del distrito de Miraflores, se presentó oficialmente el libro “Cáceres” que forma parte de una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Defensa, el Ejército del Perú y la empresa Telefónica. Esta obra tiene por finalidad promover los valores de nuestros héroes.
La publicación consta de 170 páginas y se divide en 6 capítulos. Se han impreso 50 mil ejemplares con el objeti...vo de ser distribuidos en las bibliotecas de colegios a nivel nacional. De esta manera, profesores y alumnos tendrán acceso directo a información completa sobre el "Brujo de los Andes”.La ceremonia de presentación fue presidida por el Ministro de Defensa Pedro Cateriano Bellido, quien estuvo acompañado de importantes autoridades civiles y militares. Asimismo, cabe destacar la presencia de la señora Josie Sison Porras de la Guerra, biznieta del Gran Mariscal Andrés Avelino Cáceres.
Andrés Avelino Cáceres
(Andrés Avelino Cáceres Dorregaray; Ayacucho, Perú, 1833 - Lima, 1923) Militar y político peruano, héroe de la Campaña de La Breña contra la ocupación chilena de Perú durante la Guerra del Pacífico (1879-1883) y dos veces presidente de la República peruana (1886-1890 y 1894-1895) durante el Segundo Militarismo. Ingresó muy joven en el ejército y tomó parte en varios de los enfrentamientos civiles de la época al servicio de Ramón Castilla. Ascendido a capitán, acudió a la frontera cuando estalló la guerra con el Ecuador. Durante el gobierno del general Pezet fue desterrado a Chile por su oposición al presidente; cuando le fue permitido regresar al país, apoyó el golpe de Estado de Mariano Ignacio Prado y participó en el Combate del Callao o del 2 de mayo de 1866, en el que Perú derrotó a la flota española.
Andrés Avelino Cáceres
Al estallar la Guerra del Pacífico, Cáceres se encontraba en el Cuzco, y participó en los principales episodios del conflicto. En 1881 tuvo una actitud sobresaliente en la defensa de la capital de Perú, Lima, que terminó cayendo en manos de los chilenos. Herido, se refugió en el hospital jesuita y consiguió fugarse a la sierra central, desde donde comandó una heroica resistencia frente al ejército chileno, conocida como Campaña de La Breña, con el apoyo de los campesinos de la zona. Fue entonces cuando los chilenos empezaron a llamar El Brujo de los Andes a Andrés Avelino Cáceres por sus cualidades de estratega, que lo hacían parecer omnipresente. Después de una muy valerosa actuación, fue derrotado en Huamachuco en 1883.
Obligado el Perú a firmar el tratado de Ancón con Chile, Cáceres se opuso y se sublevó contra Miguel Iglesias. En 1886 fue elegido presidente; gobernó hasta 1890 y fue reelegido en 1894. Pero una coalición encabezada por Nicolás de Piérola lo obligó a entregar el mando. De 1905 a 1914 desempeñó cargos diplomáticos en Europa. En 1919, en reconocimiento a su brillante actuación en la Campaña de La Breña, fue honrado con el grado de Mariscal del Perú.
Biografía
Andrés Avelino Cáceres estudiaba en un colegio de su tierra natal cuando en mayo de 1854 lo visitó Ramón Castilla, caudillo que se había sublevado contra el gobierno de José Rufino Echenique, liderando a la facción liberal. El joven Cáceres se vio atraído por la figura del caudillo tarapaqueño y por los principios liberales, por lo que dejó de estudiar para convertirse en cadete del batallón Ayacucho, que estaba formando el general Fermín del Castillo.
Bajo sus órdenes, Cáceres libró en Lima la batalla de La Palma, en la fue derrotado. Por su participación fue ascendido a subteniente y muy pronto a teniente graduado y efectivo. Intervino nuevamente apoyando la causa de Castilla contra la revolución de Manuel Ignacio de Vivanco en Arequipa. Combatió en Yumina y Bellavista, y participó en el asalto de Arequipa, por lo cual fue ascendido a capitán. En la toma de la ciudad recibió una herida bajo el ojo izquierdo que, felizmente, no le comprometió la vista.
Cuando se dio el conflicto con el Ecuador entre 1859 y 1860, Cáceres, que estaba aún convaleciente por las heridas recibidas en su última campaña, acudió a la defensa de la frontera. Luego fue enviado por el presidente Castilla a Francia, como adjunto militar a la Legación peruana en París, para curarse viejas y nuevas heridas, volviendo al país en 1862. Se integró entonces al batallón Pichincha en Huancayo.
Andrés Avelino Cáceres
Al producirse los acontecimientos que llevaron a la guerra con España, Cáceres se opuso firmemente a la actitud, que consideraba pasiva, del gobierno de Juan Antonio Pezet frente a la ocupación de las Islas Chincha por la Expedición Científica Española. Por su dura crítica al gobierno fue apresado y desterrado con otros oficiales, que lograron huir a Mollendo. Los prófugos se unieron a la llamada Revolución restauradora del honor nacional, que Mariano Ignacio Prado lideraba contra Juan Antonio Pezet y el claudicante Tratado Vivanco-Pareja, que aceptaba las condiciones de la Armada española. Cáceres apoyó el golpe de Estado de Prado, participando en la ocupación de Lima. Con Prado en el poder, fue ascendido e intervino en el llamado Combate del Callao o del 2 de mayo de 1866, donde fue vencida la Armada española, que se retiró a la Isla San Lorenzo, para luego abandonar el Perú.
Después de estos hechos, Andrés Avelino Cáceres solicitó su retiro y entre 1868 y 1872 se dedicó a la agricultura en la tierra que lo vio nacer. En 1872 se opuso al intento de golpe de Estado de los hermanos Gutiérrez contra el que se convertiría en el primer presidente civil, Manuel Pardo Lavalle. El líder del Partido Civil le otorgó la jefatura del batallón Zepita, que Cáceres aceptó gustoso. Tuvo que apagar un conato de rebelión que surgió en sus filas y marchó a Tarma y Chanchamayo para completar la formación de sus hombres. Participó contra la rebelión de Nicolás de Piérola en Moquegua, batiéndolo en el Alto de los Ángeles; tras esta acción fue promovido a coronel graduado. Fue elegido Prefecto del Cuzco en 1877, sin abandonar sus obligaciones militares al frente del batallón Zepita.
La Guerra del Pacífico
Desempeñando este cargo se inició la Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile por el control de la región situada al norte del desierto de Atacama, muy rica en salitre. Andrés Avelino Cáceres tuvo que dirigirse al sur en la II División, peleando en la Campaña de Tarapacá, las batallas de San Francisco (19/11/1879) y Tarapacá (27/11/1789). En esta última fue donde Andrés Avelino Cáceres tuvo una destacada actuación cuando logró tomar los cerros, haciendo retroceder a las tropas chilenas, que se vieron obligadas a abandonar sus cañones Krup. Si bien Tarapacá fue defendida gracias a la destreza de Cáceres, fue una victoria provisional, ya que el ejército peruano debió retroceder, dejando el territorio salitrero al enemigo.
Cáceres colaboró en la reorganización del Ejército del Sur para su concentración en Tacna junto con las tropas bolivianas al mando del nuevo presidente de Bolivia, Narciso Campero, que sucedía a Hilarión Daza, depuesto a finales de 1879. En Perú también se había dado una crisis política: el nuevo presidente era Nicolás de Piérola, que había derrocado por esas mismas fechas a Mariano Ignacio Prado. En ese contexto se dio la Campaña de Tacna, en la que intervino Cáceres, demostrando gran valor en el Alto de la Alianza (26/5/1880). Luego, el caudillo se dirigió a la capital, a la que arribó en agosto de 1880. Fue nombrado Comandante General de la V División del Ejército del Centro y partió a Huaral para concluir el entrenamiento del ejército de reserva.
Andrés Avelino Cáceres
Como coronel efectivo participó en la Campaña de Lima, la cual fue organizada personalmente por Nicolás de Piérola; poco dotado como estratega, Piérola ordenó formar dos líneas defensivas demasiado extensas: la de San Juan, compuesta por trincheras y que iba desde el Morro Solar hasta Monterrico chico, y la de Miraflores, que era la línea de reductos, que iba desde Armendáriz hasta camino a Chosica. Las tropas chilenas, al mando de Manuel Baquedano, desembarcaron en Pisco y Curayacu, tres millas al norte de Chilca, llegando a Lima por el Morro Solar, que estaba siendo defendido por Miguel Iglesias, el cual se vio obligado a retroceder ante la presión de las fuerzas chilenas. Cáceres participó en la fracasada batalla, teniendo que retirarse a Chorrillos con lo que le restaba de sus hombres en orden, luego de haber sufrido fuertes pérdidas.
Después de la derrota de San Juan, el 13 de enero de 1881, las tropas chilenas incendiaron Chorrillos y Barranco. Aprovechando la borrachera, Cáceres quería algunos soldados para atacar por sorpresa a los chilenos, pero Piérola se negó. El 15 de enero el ejército chileno rompía la línea de Miraflores, donde Cáceres luchó denodadamente, sufriendo la perforación de su fémur derecho. Acudió a un puesto ambulatorio en San Carlos, y fue escondido por los jesuitas en la celda del padre superior del Convento de San Pedro; dos días después la capital del Perú quedaba en manos de los chilenos. Estaba todavía en convalecencia cuando, el 15 de abril de 1881, huyó de Lima, temiendo ser hallado en las pesquisas que hacían las tropas chilenas. Marchó a Jauja y fue nombrado jefe político y militar de los departamentos del Centro.
La ocupación chilena
Con la caída de Lima el 17 de enero de 1881 se iniciaba la ocupación chilena (1881-1883), que obligó al gobierno peruano a refugiarse en las tierras altas. Cáceres organizó sus montoneras en el Valle del Mantaro, en la Sierra Central, y estableció su cuartel general en Matucana. Fue ascendido a general en agosto de 1881. Luego reubicó su cuartel en Chosica, pero no por mucho tiempo. Le fue ofrecida la presidencia en 1881, que no aceptó para no crear más divisiones. Las principales batallas de la Campaña de la Breña se dieron en Pucará el 2 de febrero de 1882; nuevamente en Pucará, Marcavalle y Concepción el 9 de julio de 1882; y en Huamachuco el 10 de julio de 1883.
Esta última fue la única derrota considerable que sufrió el líder, pues los demás encuentros fueron victorias de Cáceres, que hasta hoy se recuerdan y rememoran a través del folklore popular de la región. Por sus destrezas en la lucha, Cáceres se ganó el apelativo de El Brujo de los Andes. La exitosa Campaña de la Breña duró hasta que el caudillo del Norte, Miguel Iglesias, dio el Grito de Montán desde su hacienda en Cajamarca para poner fin a la guerra. Una asamblea nombró a Miguel Iglesias Presidente Regenerador del Perú y lo facultó para negociar un tratado con Chile. Ello llevó a la firma del Tratado de Ancón de 1883, al que Cáceres se opuso.
En la presidencia
Finalizada la contienda y como consecuencia de ella, comenzó en Perú la época del Segundo Militarismo (1884-1895), en la que los más importantes jefes militares de la guerra contra Chile dominaron el panorama político. Andres Avelino Cáceres se sublevó contra Iglesias, que tuvo que dejar el poder y convocar elecciones, saliendo elegido el héroe de la Breña. En su primer gobierno (1886-1890), Cáceres formó el Partido Constitucional.
En ese contexto de crisis a todos los niveles, Manuel González Prada pronunció un famoso discurso en el Teatro Politeama en 1888, en el que expresó una crítica feroz al pasado republicano y a sus líderes, entre ellos Cáceres, y reveló su profundo espíritu antichileno. Este discurso se dio en el marco de un evento realizado para recaudar fondos para la recuperación de Tacna y Arica, provincias que se hallaban en poder de Chile desde el final de la guerra. También en este período se desarrollaría el indigenismo, que buscaba superar la discriminación de que habían sido objeto los indígenas. Entre sus exponentes destacó Clorinda Matto de Turner. Fue una etapa importante a nivel cultural, que se vio enriquecida con una reflexión meditada.
Con el objetivo de cancelar la deuda externa debida a la crisis fiscal y a la ruina del crédito exterior provocada por la guerra, Andrés Avelino Cáceres firmó el discutido Contrato Grace en 1889. En virtud de este convenio, acordado entre el Estado peruano y Miguel Grace, representante de los tenedores de bonos de la deuda externa peruana, los bonistas ingleses cancelarían totalmente la deuda, que ascendía a 51 millones de libras esterlinas. A cambio, el estado peruano entregaría los ferrocarriles por 66 años y tres millones de toneladas de guano, y se comprometía a pagar 33 anualidades de 80.000 libras cada una.
Los tenedores de bonos constituyeron en Londres una compañía para la administración de los ferrocarriles: la Peruvian Corporation. Además, los bonistas debían concluir los tramos ferroviarios de Chicla-La Oroya (ferrocarril central) y Juliaca-Santa Rosa (ferrocarril del sur), y se comprometían a construir 70 kilómetros más de cualquier otro ferrocarril. Asimismo, se les concedió la libre navegación por el Lago Titicaca y el libre uso de algunos muelles del país. En esta época se inició la explotación del caucho y la agroexportación. Surgió el Banco Italiano, que al inicio atendía a residentes italianos y que en poco tiempo fue creciendo y empezó a atender también al público nacional.
Después de su período presidencial, Cáceres fue nombrado Ministro Plenipotenciario del Perú en Inglaterra y Francia. Le sucedió en la presidencia el coronel Remigio Morales Bermúdez, quien murió sin haber concluido su período de gobierno (1890-1894). Su segundo vicepresidente, Justiniano Borgoño, completó su período apoyado por el ejército.
La reelección y la guerra civil
Finalmente, se convocaron elecciones y resultó victorioso Cáceres, iniciándose así su segundo mandato presidencial (1894-1895), mucho más breve que el anterior. Frente a la reelección del héroe de la Breña se levantó una fuerte oposición, liderada por Nicolás de Piérola, fundador del Partido Demócrata, que se había unido a la Unión Cívica de los civilistas, formando la Coalición Nacional. La guerra civil que estalló en 1895 se debió, entre otros factores, a la oposición a la permanencia de los militares en el poder y a la reelección de Cáceres, cuya gestión había recibido duras críticas, sobre todo en lo referente a la firma del Contrato Grace.
En las provincias surgieron las montoneras pierolistas y caceristas, que luchaban entre sí. El 17 de marzo de 1895, Piérola entró en Lima con su gente por la Portada de Cocharcas. Durante varios días se prolongó la lucha en la capital, a pesar de que los caceristas habían sido forzados a retroceder al Palacio de Gobierno. Se calcula que murieron alrededor de mil personas, cuyos cadáveres, al no poderse enterrar, no sólo despedían un hedor insoportable, sino que también amenazaban a la ciudad con una epidemia. Frente a esta situación, el cuerpo diplomático se reunió y logró una tregua de 24 horas entre los dos bandos para sepultar los cuerpos. La paz fue prorrogada y Cáceres tuvo que renunciar. Con la victoria de Piérola se ponía fin al período que los historiadores han denominado Segundo Militarismo.
Finalizada la guerra civil, Andrés Avelino Cáceres se dirigió a Buenos Aires, donde permaneció hasta el año 1899; vivió también en París, y fue Ministro Plenipotenciario en Italia (1905-1911) y Alemania (1911-1914). Cuando volvió a su patria en 1915, promovió la elección de José Pardo y Barreda. Como el presidente no correspondió al favor, Cáceres apoyó el movimiento que lo derrocó en 1919. Fue honrado con el título de Mariscal el 10 de noviembre de ese mismo año. Andrés Avelino Cáceres falleció en Lima el 10 de octubre de 1923.
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