My Matallana : Con él Crl Esnaider Vásquez Piloto del Helicóptero conformamos la tripulación para toda la
temporada de 15 días en el VRAE. Nos dio recomendaciones antes del vuelo. Nos
dijo que el comando nunca muere, que el jefe cae y asume el que le sigue y así
sucesivamente. Me dijo que debía estar
en condiciones de tomar la aeronave si algo pasaba y que me apoyara en la
tripulación. Me decía: ‘Tienes que estar atento si me pasa algo. Tú ya estás en
condiciones’. Entonces cuando lo vi herido automáticamente tomé los comandos de
la nave y pude controlarla. No pensé que llegaría el día. Cumplí con sus
instrucciones”
TESTIMONIOS DE VALOR
HONOR Y GLORIA A NUESTROS HÉROES
Mario La Torre Piloto de la Aviación del Ejército: Hoy se conmemoran 8 años de tu partida con la gloria que todo soldado desearía. Entregaste tu vida junto con el Comando Cap EP Jenner Vidarte para ver un Perú sin delincuentes narcoterroristas por la Pacificación Nacional. Hoy tus compañeros del aire de la Aviación DEL Ejército, del Ejército del Perú y las Fuerzas Armadas recordamos tu heroico sacrificio. "Gallito", "Papa", "Veshino", Crl EP Esnaider Vásquez Silva continúa iluminando a todas las tripulaciones y compañeros en provecho de la Defensa y Desarrollo Nacional…. "Los pilotos no mueren... vuelan más alto
Personal de la
Aviación del Ejército participa en misa de honras
El General de Brigada
Angel Pajuelo Jibaja, Comandante General de la Aviación del Ejército (AE),
presidió la misa de honras ofrecida en recuerdo del coronel EP (f) Esneider
Ernesto Vásquez Silva, quien falleció en acto de servicio, cuando el
helicóptero MI-17, que piloteaba, fue atacado por delincuentes terroristas,
mientras recogia una patrulla del Ejército, en el distrito de San Martín de
Pangoa, provincia de Satipo, Junín; este fatal acontecimiento sucedió un 14 de
setiembre del año 2011
La acción litúrgica
se realizó en el patio de armas de la base Callao de la AE, y contó con la
participación de todo el personal militar y civil que trabaja en esta
dependencia. El padre Persi Torres Zegarra, capellán de la Aviación del
Ejército ofició la misa, en la que oró por el alma del valeroso oficial caido e
instó a los presentes a recordar el sacrificio que hizo en aras de la
pacificación nacional.
Cabe mencionar que,
en el atentado falleció también el capitán del Ejército Jenner Vidarte Campos,
jefe de patrulla. La pérdida de ambos integrantes de nuestra institución, pone
de manifiesto el riesgo constante en que se encuentran, quienes abrazan la
carrera de las armas; que a pesar de ello, no dudan en poner sus vidas al
servicio de la patria
Volveré al VRAE para
ganar la guerra a los terroristas”
Exclusivo:. El
valeroso capitán EP Jorge Matallana, que a pesar de estar herido salvó a toda
una patrulla. Abatido el piloto del helicóptero Mi-17, el comandante Esneider
Vásquez, el copiloto Jorge Matallana tomó los controles, continuó con el plan
de vuelo y evitó que los senderistas cumplieran con el objetivo de matar a
todos y destruir la aeronave.
Mará Elena Hidalgo.
“Volveré al VRAE y
ganaremos la guerra a los terroristas. El comando nunca muere”, dice el capitán
EP Jorge Matallana Abanto, copiloto del helicóptero Mi-17 atacado por
terroristas la tarde del 14 de setiembre en las inmediaciones de San Martín de
Pangoa, Satipo. Matallana estaba al lado del comandante EP Esneider Vásquez
Silva cuando los senderistas dispararon directamente a la cabina de la aeronave
en un intento por derribarla y matar a los miembros de una patrulla que habían
cumplido misión.
“A pesar de todo,
esta guerra contra el terrorismo y el narcotráfico la vamos a ganar”, reitera
el capitán Matallana, internado en una clínica para restablecerse de las
heridas sufridas durante el feroz ataque. Cuando Matallana observó que su jefe,
el piloto Esneider Vásquez, había sido impactado por las ráfagas de la metralla
de los asesinos, no dudó en tomar los controles del helicóptero ruso Mi-17 y
continuar con la operación encomendada.
“Lo hice porque el
comando nunca muere. Eso es lo que aprendí en el Ejército. Eso es lo que me
decía mi comandante Vásquez”, explica el capitán Matallana. Recibió el impacto
de dos esquirlas en el rostro. Uno cercano al ojo derecho, lo que le originó
una inflamación ocular que le impide momentáneamente la visión, y el segundo se
ubicó en la mejilla izquierda. No obstante las heridas, Matallana, de 32 años,
prosiguió con la misión.
“En la base de
Pichari, sede del Comando Especial del VRAE, se montó una operación para la
extracción de cuatro patrullas que habían sido sembradas unos días antes. Dos
helicópteros de la FAP sacarían dos patrullas, otros dos helicópteros harían lo
mismo con otras dos patrullas. Yo iba como copiloto en la tercera aeronave”,
relata el capitán Matallana: “Salimos de Pichari aproximadamente a las 4 y 40
de la tarde. El objetivo era desplazarnos hasta una zona conocida como ‘Flora’,
a unos veinte minutos de vuelo desde Pichari. Cada helicóptero estaba encargado
de sacar 13 hombres. Una vez que llegamos al lugar nos comunicamos con las
patrullas para saber si la zona estaba asegurada, es decir, libre del enemigo,
y nos dijeron que sí. El primer helicóptero ingresó a ‘Flora’ y no tuvo ningún
problema en salir. Lo mismo pasó con el segundo. Entonces nos tocó el turno”.
“Entramos al
helipuerto que habían improvisado las patrullas que íbamos a sacar. Bajamos y
esperamos a que subieran. Subieron 12 y el último fue el capitán Jenner
Vidarte. Un efectivo de la tripulación me avisó que los 13 ya estaban adentro.
Entonces le digo al comandante Vásquez (el piloto): ‘Mi comandante, ya está la
gente lista’. Y me contestó: “Muy bien. Número tres ¡saliendo!”.
Entonces llegó el
fuego.
El sonido de la
guerra
“El helicóptero se
despegó de la tierra y se elevó hasta tres metros del piso y es allí cuando
siento la ráfaga de una ametralladora que entraba en la cabina del piloto. A
veces uno no se da cuenta de los disparos debido ruido del helicóptero y los
audífonos que tenemos puestos. Por eso recién cuando me cayeron las esquirlas
en la cara es cuando me doy cuenta del ataque”, continúa el capitán Matallana:
“Entonces volteó hacia mi lado izquierdo para decirle a mi comandante que nos
estaban disparando y debíamos salir rápido. Pero me encuentro su rostro lleno
de dolor. Empieza a perder fuerzas y suelta lentamente los comandos. Me doy
cuenta de que le habían impactado y que no podía pilotar”.
Los disparos
continuaban. Los terroristas buscaban derribar la aeronave y acabar con la vida
de todos los efectivos. Tenían en mente una carnicería, como lo hicieron en
Anapati y en Sinaycocha. Precisamente las potentes ametralladoras que robaron
de los helicópteros que destruyeron fueron usadas en el ataque de San Martín de
Pangoa.
Eran segundos
decisivos para el copiloto, el capitán Matallana.
El experimentado
oficial se llenó de valor al ver a su comando muerto y resolvió continuar con
la operación.
“A ver que el
helicóptero se empezó a desestabilizar le dije al comandante, sin saber que ya
estaba muerto: ‘Ya lo tengo, mi comandante. Y actúo desde mi comando. Agarro
el control de la aeronave con la finalidad de salir del lugar, sin embargo, se
encendió la grabadora del helicóptero y nos dicta las fallas que se
registraban debido al impacto de las balas: ‘ falla en el generador número
uno’, ‘falla en el generador número dos’, ‘falta combustible’. ¡Nos habían
impactado 14 balas! Nosotros no pudimos responder el fuego desde el helicóptero
porque en ese momento la reacción principal fue controlar la aeronave. Se me
pasó por la cabeza regresar y atacar, pero al ver que la nave estaba en
emergencia, resolví salir de la zona para salvar a la patrulla”, narra desde su
lecho de herido el capitán Matallana.
“Le pregunto al
ingeniero de vuelo (del helicóptero) cómo estaba la máquina, para decidir si
debía aterrizar de emergencia y me responde: ‘No, jefe, sáquenos de aquí, no
hay problema. ¡Sáquemos! Yo alcé vuelo y salí. Ya en el aire pregunto: ‘¿Y mi
comandante cómo está?’ Y me contestan: ‘Ha fallecido’. Volteo hacia su lado y
observo que su cuerpo se había ido hacia delante, hacia el tablero. Estaba sin
vida”, señala el capitán, sin ocultar su pesadumbre. El comandante Esneider
Vásquez y el capitán Matallana habían cumplido numerosas misiones juntos en la
zona de guerra del VRAE.
“Era muy buena
persona y piloto”, recuerda Matallana del comandante Esneider Vásquez: “Le
decíamos ‘Gallo Claudio’ por el parecido con el dibujo animado. Le encanta su
‘chapa’, y él mismo se reportaba así cuando salía en vuelo y nos rectificaba
cuando solo le decíamos ‘Gallo’ y no ‘Gallo Claudio’. Con él conformamos la
tripulación para toda la temporada de 15 días en el VRAE. Nos dio
recomendaciones antes del vuelo. Nos dijo que el comando nunca muere, que el
jefe cae y asume el que le sigue y así sucesivamente. Me dijo que debía estar en condiciones de tomar la aeronave si
algo pasaba y que me apoyara en la tripulación. Me decía: ‘Tienes que estar
atento si me pasa algo. Tú ya estás en condiciones’. Entonces cuando lo vi
herido automáticamente tomé los comandos de la nave y pude controlarla. No
pensé que llegaría el día. Cumplí con sus instrucciones”.
Matallana tuvo que
volver la mirada hacia el frente y continuar con el vuelo, porque en sus manos
estaba la vida de toda una patrulla y del resto de la tripulación.
Misión cumplida,
comandante
“El técnico Orlando
García me indicaba las fallas de la aeronave y el alumno del ingeniero de
vuelo, el suboficial Félix Ramos Huamaní, me cantaba los parámetros. En ese
momento no teníamos activos los instrumentos con los que volamos. Así que,
como yo ya había volado en esa zona, estaba ubicado y conocía el camino. De
modo que conduje la máquina hasta la base de Pichari para llevar a los
heridos”, siguió con su relato de guerra el copiloto Matallana.
“Sin embargo, no pude
llegar a mi destino porque en el camino el ingeniero de vuelo me dice que
teníamos que aterrizar de emergencia porque no teníamos combustible. El
tanque había sido agujereado por las balas. Fueron impactadas las cañerías,
las bombas y el combustible se había derramado. Hice un aterrizaje de
emergencia. Vi un lugar seguro en la playa de un río cerca de Llochegua, en
Huanta, y aterricé de emergencia. Si no lo hacíamos nos veníamos abajo e
íbamos a lamentar más muertes”, afirma.
“Es lo mismo que seguramente
habría hecho mi comandante Vásquez, por eso le digo, donde quiera que se
encuentre: ‘Misión cumplida, mi comandante’”, se emociona Matallana.
¿Se pudo evitar el
ataque?, le preguntamos. Hay quienes argumentan supuesta negligencia por enviar
patrullas y helicóptero a una zona de presencia terrorista.
“No, somos
vulnerables y los terroristas lo saben. Y saben que disparando a la cabina
matan al piloto y copiloto y se traen la nave abajo. Afortunadamente no me
dieron a mí y pude controlar la aeronave si no todos hubiéramos muerto.
Negligencia no hubo, todo estuvo bien planeado, pero hay cosas que no se pueden
evitar. ¡Es una guerra! Pero, como digo, volveré y lo haré para vencer junto a
mis compañeros y a mi comando”, apunta con energía.
Temporada en el
infierno verde
“Estoy en el VRAE
desde el 2008 como copiloto del Mi-17. Por cada operativo puedo estar en la
zona entre 15 días y tres semanas. Esta vez ingresamos en el área el primero
de setiembre e íbamos a ser relevados el 15. El 14 fue el ataque. Es decir, 24
horas antes”, dice el capitán EP Jorge Matallana.
“Al capitán Jenner
Vidarte (abatido en el ataque) lo conozco porque somos contemporáneos y nos
hemos visto en la escuela militar. No sabía que él era el jefe de la patrulla.
Recién cuando lo vi caído lo reconocí y me dio pena. Fue el último en subir. Le impactó un disparo en la
espalda. El comandante también murió de un disparo en el costado. Estaba con
chaleco antibalas, pero no lo cubrió”, señala.
“Cuando éramos
atacados intentamos comunicarnos con el cuarto helicóptero. Era para avisarles
que no ingresaran porque estábamos bajo fuego. Pero no logramos hacerlo y
recogieron a su gente sin darse cuenta de que los terroristas también les
habían disparado. Recién cuando llegaron se dieron cuenta de que el helicóptero
tenía ocho impactos”, afirma
DICIEMBRE 2011
CEREMONIA DE
CONDECORACION CON LA MEDALLA
AL COMBATIENTE
"MARISCAL ANDRÉS AVELINO CÁCERES" A LOS
SOBREVIVIENTES DE DE
UN HELICOPTERO EN UNA EMBOSCADA TERRORISTA
Condecoración,
Medalla al Combatiente Mariscal Andrés A. Cáceres
San Borja, 28 Dic.
EP.- Integrantes de la tripulación del
helicóptero MI-17 EP 617, fueron condecorados por su participación en el
enfrentamiento armado contra los narcoterroristas.
El Gral. Ejto. Víctor
Ripalda Ganoza, Comandante General del Ejército, condecoró al personal de la
tripulación del helicóptero MI-17 EP 617, quien en su discurso valoró el
sacrificio demostrado, destacando que la Medalla al Combatiente Mariscal Andrés
A. Cáceres es un justo reconocimiento, no sólo al cumplimiento del deber, sino
a la dignidad, valor y amor al Perú.
En la Plaza Cáceres
del Cuartel General del Ejército, recibieron la condecoración en el grado de al
Mérito el Cap. EP Jorge Matallana Abanto, Tco.2 EP Orlando García Delgado, SO1
EP Triunfo Cruz Ramos y SO2 EP Freddy Ramos Huamaní. Asimismo el Gral. Ejto.
Víctor Ripalda Ganoza, entregó la medalla a los hijos del My. EP Jenner Vidarte
Campo, cuyo nombre
ya está grabado y perennizado en el Cenotafio, un monumento erigido para rendir homenaje y
gratitud a quienes ofrendaron su vida por la pacificación nacional.
El Cap. EP Jorge Matallana Abanto, en nombre de
los condecorados, agradeció el reconocimiento, expresando el compromiso de
continuar cumpliendo misiones en defensa de la paz, con la satisfacción de
servir a la patria.
La ceremonia culminó
con el saludo de felicitación a los familiares del My. EP Vidarte y al personal integrantes de
la tripulación del helicóptero MI-17 EP 617, quienes sobrevivieron al
enfrentamiento armado el 14 de setiembre del presente año
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