“Amar al Perú no es emborracharse el 28 de julio cantando un vals criollo; amar al Perú es vivir, trabajar y pensar en el desarrollo y seguridad de nuestra Patria”
Esa sería la mejor manera de celebrar estas Fiestas Patrias; vuestros hijos y nietos se lo agradecerán.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Este
28 de julio de 2017, es el día central de las celebraciones por
nuestras Fiestas Patrias; seremos espectadores de discursos, desfiles,
exposiciones, actividades académicas y deportivas, artículos
periodísticos, entrevistas, y diversas Ceremonias. Es el 196°
aniversario de la Proclamación de la Independencia del Perú por el
General José de San Martín en la ciudad de Lima. Es el cumpleaños de
nuestra Patria.
Sin
embargo, como todo cumpleaños, antes que las celebraciones; es – sobre
todo - una oportunidad propicia para un acto de reflexión sobre el
pasado, el presente y el futuro de la situación de nuestro país en
relación con dicha fecha.
Escudriñando el pasado del Perú.
Nuestro
pasado es extremadamente frondoso y rico en eventos históricos plenos
de lecciones de progreso y heroísmo. Recordemos que, el Perú, fue cuna
de una de las pocas culturas primigenias del mundo; y heredero del más
avanzado imperio de América, el Tahuantinsuyo; así como, del virreinato
más poderoso de esta parte del planeta.
Sin
embargo, cuando el General San Martín pronunció su memorable proclama
en Lima, no se obtuvo inmediata y automáticamente nuestra independencia;
ella fue producto de un complejo proceso que para algunos historiadores
se inició desde la misma captura de Atahualpa en Cajamarca (1532), para
otros comenzó con las insurrecciones indígenas del Siglo XVIII (Desde
Juan Santos Atahualpa en la selva central en 1742), y para un tercer
grupo de estudiosos empezó con los levantamientos criollos cerca de
1810; sobre el final del proceso, tampoco existe acuerdo; para algunos
culminó con la Capitulación de Ayacucho (1824), y para otros se prolongó
hasta 1826 aproximadamente (Con la rendición del Brigadier Rodil en el
Callao).
En
este proceso se desarrolló la guerra de la independencia para unos; y
para otros, se desarrollaron varias guerras de manera confusa y
simultánea; hubo “una guerra civil, una guerra entre realistas y patriotas, y una guerra de ocupación por los Ejércitos de San Martín y Bolívar”. [1]
Entonces,
podemos considerar que el 28 de julio de 1821 es una fecha
representativa del proceso de independencia del Perú, impuesta por la
visión limeña centralista de nuestra historia, fecha que no señala el
inicio o el fin de dicho proceso. Ese día, el Ejército Realista ocupaba
aproximadamente las dos terceras partes del territorio, se mantenía la
mita, el tributo indígena, y la lealtad al Rey de España. El Perú aún no
era independiente, a pesar que varias ciudades habían declarado su
independencia (Trujillo proclamó su independencia en diciembre de 1820).
En
esta singular situación, San Martín proclama: “El Perú, desde este
momento, es libre e independiente, por la voluntad general de los
pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende”; dando inicio
formalmente a la etapa republicana.
Y
así se inicia la tradición de celebrar cada 28 de julio, la
independencia del Perú y el nacimiento de la República, o lo que
considero equivalente, el cumpleaños de la Patria. A los años, las
celebraciones por el Centenario y Sesquicentenario fueron apoteósicas, y
las festividades continúan hasta nuestros días.
En el momento presente
Después
de 196 años, este 28 de julio de 2017 celebraremos un nuevo cumpleaños,
ocasión en que considero lícito preguntarnos: ¿El Perú, es libre e
independiente? Es decir, es “libre” para decidir qué hacer o no hacer,
para aceptar o no aceptar según su conveniencia; en buena cuenta, tiene
la capacidad para hacer respetar sus intereses y derechos; y el Perú es
“independiente”, soberano, autónomo, y no tiene alguna subordinación a
Organización Internacional o Potencia extranjera. En buena cuenta ¿El
Perú se ha emancipado realmente, o sólo se ha independizado?
Recuerdo que el General Herrmann Hamann, [2]
hace una distinción entre Independencia y Emancipación; refiere que el
Perú no se emancipó, eso lo hace quien se libera de una tutela de
alguien mayor; nuestro país sólo recuperó su independencia, perdida en
1532.
La
acción del terrorismo, narcotráfico y delincuencia internacional, la
actuación de varias ONG´s, la injerencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, la muchas veces perniciosa y corrupta intromisión de
Empresas Transnacionales, la transculturización de elementos que afectan
nuestra Identidad Nacional, y otros ingredientes; nos hace pensar que,
después de 196 años de vida republicana, valdría la pena evaluar si
hemos cumplido la arenga del General San Martín, de vivir en una Patria
libre e independiente.
La
respuesta a esta inquietud nos debe llevar a reflexionar sobre la causa
de esta dolorosa realidad; y en un sincero y colectivo examen de
conciencia este 28 de julio, encontraremos que somos un país con un
territorio pleno de riquezas, un país bendecido por Dios, donde no falta
ningún recurso natural; y detectaremos que la causa de nuestra espinosa
situación está en el propio recurso humano.
Una
sincera meditación sobre el escenario actual en este nuevo cumpleaños
de nuestra nación, nos hace añorar el patriotismo, la lealtad y el
espíritu de nuestros precursores, próceres y héroes de la independencia,
que sacrificaron todo, por un mejor destino para nosotros; y nos
compromete a seguir su ejemplo, para lograr que el Perú recupere la
majestad de su libertad y la amplitud de su independencia, por el bien
de nosotros mismos y de nuestra Patria.
En
el momento presente, valdría la pena hacer estas y otras reflexiones,
como asunto de fondo; antes que las consabidas celebraciones, más
cercanas a la forma.
Vislumbrando el futuro
Este
28 de julio, también, es fecha especialmente propicia para “estudiar el
futuro para comprenderlo e influir en él”, según la definición de
Prospectiva del filósofo Berger. [3]
Recordemos
que, dentro de cuatro años tenemos una fecha clave en nuestra historia,
el Bicentenario de la Proclamación de la Independencia Nacional,
ocasión para la que se han trazado una serie de metas en cada uno de los
seis objetivos nacionales establecidos en el Plan Estratégico de
Desarrollo Nacional (PEDN), más conocido como Plan Bicentenario “El Perú
al 2021”.
El Gobierno anterior y el actual tienen la grave responsabilidad de cumplir lo establecido en dicho Plan.
Visión del futuro del Perú
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Al respecto, durante el planeamiento de la construcción de nuestro
futuro; el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) ha
determinado la Visión Compartida del Perú para el siglo XXI, en los
siguientes términos: [4]
“Somos
una sociedad democrática en la que prevalece el Estado de derecho y en
la que todos los habitantes tienen una alta calidad de vida e iguales
oportunidades para desarrollar su máximo potencial como seres humanos.
Tenemos un Estado moderno, descentralizado, eficiente, transparente,
participativo y ético al servicio de la ciudadanía.
Nuestra
economía es dinámica, diversificada, de alto nivel tecnológico y
equilibrada regionalmente, con pleno empleo y alta productividad del
trabajo. El país favorece la inversión privada y la innovación, e
invierte en educación y tecnología para aprovechar competitivamente las
oportunidades de la economía mundial.
La
pobreza y la pobreza extrema han sido erradicadas, existen mecanismos
redistributivos para propiciar la equidad social, y los recursos
naturales se aprovechan en forma sostenible, manteniendo una buena
calidad ambiental”.
Ambiciosa
visión, pero posible de alcanzar, si los peruanos nos proponemos
virilmente a aprovechar los talentos que el Supremo Hacedor nos dio, a
fin de lograr una Patria más fuerte y solidaria, un Perú donde todos
vivamos en paz y prosperidad.
Este 28 de julio…
Reflexionemos que, cuando cada peruano sienta alegría de vivir en esta
bendita tierra, sentirá amor por ella, y estará dispuesto a respetar
nuestras leyes e instituciones, a defender nuestro Estado, a pagar los
impuestos, a salir de la informalidad, a no ensuciar las calles, a ceder
el asiento a los mayores, y a tantas otras cosas, de las cuales
diariamente nos quejamos. Y si nuestras autoridades y gobernantes
sintieran verdadero amor por nuestra Patria, dejarían a un lado sus
intereses personales y de grupo, y actuarían solamente impulsados por el
interés nacional.
En ese sentido, cada 28 de julio es fecha propicia para renovar nuestro
empeño en la noble tarea de construir nuestro futuro, con fe y
optimismo; porque, al dotarnos tan generosamente la Divina Providencia
de tantas riquezas naturales, nos señala que el escenario designado para
nuestra nación es constituir un país fuerte, poderoso, y grande entre
los grandes.
Que nuestro glorioso pasado y las exigencias de este convulsionado
presente, sean el más gigantesco estímulo para que demostremos de qué
estamos hechos los peruanos, y sigamos consagrando nuestra existencia al
sublime ideal de una Patria con pleno bienestar y seguridad para todos
nosotros, representada por nuestro bicolor flameando imponente en lo más
alto de los Andes, y que desde allí, inspire a los treinta y tres
millones de compatriotas a perseguir, juntos y en armonía, nuestro
deslumbrante futuro posible; bajo el lema “firme y feliz por la unión”, como lo idearon los prohombres que forjaron la independencia nacional.
Esa sería la mejor manera de celebrar estas Fiestas Patrias; vuestros hijos y nietos se lo agradecerán.
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